Memoria Histórica: El coste de la democracia

Tengo la suerte de vivir en esta España del siglo XXI en la que puedo disfrutar de todas las garantías, derechos y libertades fundamentales. Puedo expresarme, manifestar mis ideas, vivir sin miedo. Aunque parezca que todos los compañeros, compatriotas han corrido la misma suerte no es así. Hoy tengo esta libertad, porque fueron muchísimos, hombres y mujeres los que lucharon por ella, dejando en el camino incluso su vida. El único “delito” que cometieron fue el ser demócratas, de izquierdas, el querer aspirar a vivir en paz y en libertad, sin ser más, ni menos que nadie, cosa inadmisible en la concepción de los pseudo-fascistas que acabaron asestando aquél fatídico golpe de Estado contra el gobierno legítimo y democrático de la II República.


Creo que tenemos una deuda con todos ellos, no se trata de reabrir heridas, se trata precisamente de cerrarlas. La derecha con frecuencia expresando una visión distorsionada de la realidad alega que víctimas las hubo en los dos bandos, efectivamente, pero hay algunas diferencias notables. La izquierda trataba de defender la democracia, la libertad, la legalidad de la República, mientras que los golpistas luchaban por instaurar el régimen dictatorial y opresor que finalmente constituyeron. Los vencedores desplegando el poder del Estado localizaron, dignificaron, reconocieron y repararon a sus víctimas. Sin embargo los republicanos sufrieron las consecuencias de haber perdido la guerra: sufrieron una persecución política mediante encarcelamientos, desapariciones, torturas y asesinatos.


La ley de Memoria histórica precisamente lo único que pretende es honrar a todos aquellos ciudadanos que sufrieron la guerra civil y la dictadura franquista, declarar ilegítimos los juicios celebrados por el régimen franquista, que los que lucharon por la libertad del pueblo no queden para la historia como ladrones y asesinos. Además es de justicia facilitar la recuperación de los restos de españoles que quedaron en cunetas, en fosas comunes, o peor aún en el Valle de los Caídos, monumento que demuestra lo miserable y poco humano que eran los franquistas, ya que fue construido por los oprimidos presos republicanos.


No olvidaremos nunca a los compañeros que se quedaron en el camino, mi reconocimiento y mi admiración por todos ellos, nadie enterrará su memoria por muchos que algunos sectores y personas que como el señor Mayor Oreja vivió el franquismo según define él como una época de placidez quieran hacerlo. Os dejo el corto “Cultura contra la Impunidad”. No debemos olvidar lo que ha pasado, ya que “un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla”



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